Aunque estamos en pleno otoño, nos espera la semana más fría del año con temperaturas que caerán por debajo de cero. Se pronostica una fuerte ola de frío que podría traer consigo las primeras nevadas de la temporada, especialmente en las zonas más elevadas. Prepárense para un clima gélido y asegúrense de tomar las precauciones necesarias para mantenerse abrigados y seguros.

Este lunes comenzó con temperaturas relativamente bajas en la Provincia de Buenos Aires; sin embargo, se viene la semana más fría del año. El pronóstico extendido del Servicio Meteorológico Nacional precisó que con el correr de los días, las temperaturas irán en descenso. ¿Hay posibilidad de nieve?

El comienzo de la semana más fría del año registró una mínima de 3 grados, con una máxima de 15. Es más, para el correr de los días no se esperan lluvias, pero sí una nubosidad bastante alta. Asimismo, las mínimas rondarán, hasta el viernes, en los 6 y 8 grados, con máximas que no superarán los 16 grados.

Sin embargo, para el fin de semana se espera el comienzo de una ola polar. Este sábado, en algunos puntos de la Provincia existe la posibilidad de temperaturas bajo cero. En este contexto, en el Conurbano la mínima rondará entre los -2 y 2 grados, con una máxima que no escalará más allá de los 10 grados. El domingo se pronostica el mismo panorama.

En algunas localidades del sur de la Provincia de Buenos Aires existe una alerta de posibles nevadas, pero que no afectará al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA). En paralelo, el mismo pronóstico afecta a la región patagónica del país, junto a las provincias de Mendoza y Neuquén. 

Si bien en esta oportunidad no se espera nevada para el AMBA, existe la posibilidad de que sí ocurra en el transcurso del invierno. Sin embargo, para que eso ocurra se deben dar algunos factores: primero y principal las temperaturas, en todas capas, deben estar en cero grados o menor. Este requisito es esencial para que la nieve no se derrita al llegar al suelo y los copos mantengan su forma.

En paralelo, es necesario que exista una precipitación congelada; es decir, que el aire esté cargado de mucha humedad para generar nubes que produzcan lluvias o nieve. En paralelo, la humedad atmosférica es clave para que se formen cristales de hielo. Si el aire es seco, no será posible la aparición de la nieve.

En el AMBA nevó en dos oportunidades. La primera se registró en 1918, el 22 de junio, aunque fue de baja intensidad. Luego, casi 100 años después, el 9 de julio de 2007, el Área Metropolitana de Buenos Aires se cubrió de blanco por toda la jornada, en lo que fue un día histórico para los bonaerenses y porteños.